martes, 10 de julio de 2012

Seminario internacional: DIÁLOGOS DE FE, CULTURA Y EVANGELIZACIÓN; DOCUMENTO DE "APARECIDA" - Mis apuntes - Lic. Manuel Calle Reyes



1.            COMENTARIO Y ANALISIS N. 477 – DOCUMENTO DE APARECIDA; EN BASE DE DOCUMENTOS DEL MAGISTERIO Y SEMINARIO.

La V Conferencia de Aparecida mira positivamente y con verdadera empatía las distintas formas de cultura presentes en nuestro continente. La fe sólo es adecuadamente profesada, entendida y vivida, cuando penetra profundamente en el substrato cultural de un pueblo. De este modo aparece toda la importancia de la cultura para la salvación”

Es muy importante resaltar que en el último documento de la Conferencia Episcopal latinoamericana, diga que ve con “empatía” las distintas formas de cultura presente en nuestro continente, en definitiva, es importante que se explique,  que entendemos por cultura: “ Cultura se designa a todo aquello por lo que el  hombre afina y desarrolla las múltiples capacidades de su espíritu y su cuerpo, se esfuerza por someter al universo mediante el conocimiento y el trabajo, humaniza la vida social, familiar… gracias al progreso de las costumbres y las instituciones… se traduce en las grandes experiencias espirituales.. con el fin de que sirvan al progreso del genero humano” (1), entonces, ahora se entiende bajo que contexto nos señala el documento de Aparecida que esas formas de cultura  que hay en nuestro continente de alguna u otro forma han contribuido a que aparezca el acontecimiento cristiano católico aquí en este continente con todo su esplendor, donde se señala a éste como “el continente de la esperanza”, puesto que, es necesario señalar que han contribuido de manera muy sustancial las culturas precolombinas que se han asociado a la cultura cristiana occidental dando forma a un continente que profesa, vive y entiende la fe bajo su substrato cultural, es decir el hombre latinoamericano “ha sido el heredero de una cultura gracias a la educación que ha recibido”  (2), de “algo” “don” que se nos ha sido dado, cuando nos encontramos con la cultura cristiana occidental, entonces, al ser herederos, lo que hemos recibido se nos hace propio, nuestro y lo extendemos como tal, que ha “penetrado” en lo más recóndito de nuestro pensar y ser , convirtiéndonos en una manifestación cultural cristiana genuina que tenemos, todos los latinos; me pregunto que hubiese sucedido de nuestra cultura latina, sin haberse fusionado con al cultura cristiana, es decir un pueblo “sin cultura”, es muy probable “.. Que así el hombre no puede desarrollar plenamente las potencialidades de su humanidad y se hubiese convertido en un esclavo de las cosas” (3), le debemos al cristianismo la “humanización” que en algunas culturas latinas carecían (se sacrificaba al hombre como ofrenda para los dioses), es decir el cristianismo nos trae esa novedad, de un antropocentrismo cristiano que reconoce a Dios como el ser que nos hace a cada momento, que nos está creando en cada instante. También puedo afirmar que la diferencia cultural que hay dentro de la misma Latinoamérica se convierte en nuestra riqueza, porque una monocultura suele fosilizarse, es decir la individualización de nuestra propia cultura sin influencia externa nos limita, es decir “el individualismo atomiza al hombre, lo reduce a un ser preocupado únicamente por sí mismo” (4), si bien es verdad que no fue nada sencillo el “encuentro de los dos mundos” porque hubo atropellos; es saludable pensar que hoy se revalore y no se  pisotee a nuestra propia cultura milenaria que se ha enriquecido mucho con la cultura cristiana, es decir,  no ha caído en el problema reducionista de nuestra propia cosmovisión del mundo, sino se ha ampliado para no solo preocuparse u ocuparse de sí mismo sino que mira a los otros desde el plano de la realidad y eso es algo que debemos valorizar del cristianismo que constantemente nos “empuja” a mirar la realidad que está obviamente frente a nosotros. Ante esta visión es interesante que el documento de Aparecida vea en cada sustrato cultural de cada pueblo latino, una cultura para la salvación, es decir “la diversidad de las culturas siempre se trata del hombre en sí: también, las culturas permanecen relativas al bien y a la dignidad de la persona humana; allí encuentran la razón de su unidad y de su capacidad para reencontrarse y enriquecerse mutuamente” (5), pues en la diversidad el hombre encuentra su unidad, ve que tiene cosas en común que nos los hace tan distintos de los otros, entonces puede encontrar así al que es Uno, al único Padre y reconocer que dicho aspecto es signo de salvación. Por eso es necesario lo que nos dice esta bella encíclica “…. Hoy, las posibilidades de interacción entre culturas han aumentado notablemente, dando lugar a nuevas perspectivas de dialogo intercultural…. Toman a éste como puente de partida, una toma de conciencia de la identidad” (6), por tal razón no se debe ver a los pueblos disímiles de otros, como un obstáculo, sino ver que Dios se manifiesta de manera distinta porque así Él lo desea, es la forma en que Dios quiere salvar, mas no, que algún pueblo quiera “monopolizar la salvación” haciendo creer que Dios salva a la manera como estos la conciben, por eso tenemos nosotros a un Magisterio que entiende esa diferenciación cultural y que ahí Dios también habita.


2.            DESARROLLAR: EN UN PAIS PLURICULTURAL COMO EL PERÚ, ¿QUÉ CRITERIOS SE DEBEN DE TENER EN CUENTA PARA PENSAR EN UNA NUEVA EVANGELIZACIÓN PARA TODOS?

Desde que la cultura precolombina se fusiono con la cultura cristiana occidental, ésta se concebió gracias a “la sabiduría ancestral y el carácter propio de cada pueblo”  (7) ha dejado como legado un  patrimonio católico que considera como lo más valioso de nuestro país, un país religioso es “la fe en Dios Amor” – es un criterio para unir nuestra cultura y que toma en cuenta nuestra nueva evangelización.

En un país como el nuestro que es pluricultural y multiétnico es necesario que El Reino de Dios y la promoción de la dignidad humana se confirmen en la opción preferencial por los pobres y excluidos que se remonta desde el documento de la Conferencia Episcopal de Medellín, y parte del hecho de que en Cristo Dios se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza, así nosotros los evangelizadores reconoceremos a los nuevos rostros de los pobres (los migrantes, desempleados,  abandonados, enfermos, y otros) a Cristo; a la sazón, yace una evangelización que promueva la justicia que tanto hace falta en nuestro país,  y la solidaridad internacional así como lo señala la encíclica “la cuestión social se ha convertido radicalmente en una cuestión antropológica” (8), es decir, la Iglesia no debe desentenderse de los problemas cotidianos de los católicos, sino de alguna u otra forma debe enclavarse así como lo haría Cristo en cada Hombre.

Es necesario una evangelización con un tono evangélico y pastoral, un lenguaje directo y propositivo, un espíritu interpelante y alentador, un entusiasmo misionero y esperanzado, una búsqueda creativa y realista, es decir nueva en todas sus dimensiones, estos deben ser sus principios, para que así se renueve la Iglesia latina, asimismo lograremos ser discípulos misioneros de Cristo, como lo señala la encíclica “la dulce y confortadora alegría  de evangelizar” (9).

Es  importante, que “Más allá del regalo precioso del evangelio… resulta aún hoy una serie de problemas, la persistencia en nuestro entorno de una doble partencia, cristiano los domingos, animista en la semana…. Se necesita una teología de la incultura.. que se adapte.. porque el evangelio halla nuevas formas de expresión”(10), debemos buscar las maneras que el cristiano católico sea coherente con lo que profesa y su vida diaria; hay muchas veces incongruencia que ahuyenta a los posibles creyentes, con antitestimonio; es necesario dice Juan Pablo II que debemos de confiar en el evangelio que nos llevará a nuevas formas de expresión hacia Dios. Entender que “la fe cristiana se encarna en las culturas trascendiéndolas, puede ayudarlas a crecer en la convivencia y en la solidaridad universal en beneficio del desarrollo comunitario y planetario” (11)

Una evangelización donde los limeños o costeños no vean como “inferiores” a los demás cristianos que expresan su fe bajo su aspecto cultural, el Papa Benedicto XVI nos dice: “Las sociedades tecnológicamente avanzadas no deben confundir el propio desarrollo tecnológico con una presunta superioridad cultural, sino que deben redescubrir en sí mismas virtudes a veces olvidadas que las han hecho florecer a lo largo de su historia” (12)

Hay que enseñar a la nueva generación globalizada del siglo XXI, que “El desarrollo de la persona se degrada cuando está pretende ser la única creadora de sí misma…… se degrada cuando la humanidad piensa que puede recrearse utilizando los prodigios de la tecnología” (13), pues tenemos a jóvenes que piensan que la ciencia lo es todo, que ésta es la solución a todos sus problemas y no se da cuenta que se degrada; lo considero importante porque hablar de cultura y evangelización es entender estos nuevos fenómenos que construyen la sociedad, por lo tanto son aspectos culturales que se impregnan en las personas y ven la realidad desde esa óptica, viendo en la ciencia y la etnología un “nuevo salvador” que los aliviará; éste, debe ser un criterio de la nueva evangelización, sino ésta andaría ciega, anacrónica, que no se da cuenta de lo “nuevo” y “novedoso” que es la realidad.

Finalmente, no concibo una nueva evangelización sino percibe que no sólo el cristianismo tiene el “antídoto” para este mundo y vea a las otras religiones como un “obstáculo” (sé que la tendencia no es así, sino más al dialogo interreligioso), sino que vea a las otras religiones como un reto una oportunidad, un punto de desarrollo para el hombre. “La religión cristiana y las otras religiones pueden contribuir al desarrollo solamente si Dios tiene un lugar en la esfera publica” (14), el mundo debe comprender desde su óptica cultural que él no ha hecho la realidad, que él no se hace a sí mismo, sino que es hecho por Otro que es más grande que él, solo así entenderá la realidad bajo su perspectiva cultural.

CITAS:

  1. Pablo VI. (1965). Gaudium et Spes Constitución pastoral sobre la iglesia y el mundo de hoy. Lima: Ediciones Paulinas. N. 53
  2. Pablo VI. (1965). Gaudium et Spes Constitución pastoral sobre la iglesia y el mundo de hoy. Lima: Ediciones Paulinas.  N. 61
  3. Pablo VI. (1965). Gaudium et Spes Constitución pastoral sobre la iglesia y el mundo de hoy. Lima: Ediciones Paulinas. N. 57
  4. Pablo VI. (1965). Gaudium et Spes Constitución pastoral sobre la iglesia y el mundo de hoy. Lima: Ediciones Paulinas. N. 30
  5. Pablo VI. (1965). Gaudium et Spes Constitución pastoral sobre la iglesia y el mundo de hoy. Lima: Ediciones Paulinas. N. 59
  6. Benedicto XVI (2009). Caritas in Veritate Carta Encíclica. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. N. 26
  7. Pablo VI. (1965). Gaudium et Spes Constitución pastoral sobre la iglesia y el mundo de hoy. Lima: Ediciones Paulinas. N. 56
  8. Benedicto XVI (2009). Caritas in Veritate Carta Encíclica. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. N. 75
  9. Juan Pablo II (1978). Evangelium Nuntiandi. Lima: Ediciones Paulinas. N. 80
  10. Juan Pablo II, (1990). Redemptoris Missio. Lima: Ediciones Paulinas. N. 52-54.
  11. Benedicto XVI (2009). Caritas in Veritate Carta Encíclica. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. N. 59b.
  12. Benedicto XVI (2009). Caritas in Veritate Carta Encíclica. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. N. 59ª.
  13. Benedicto XVI (2009). Caritas in Veritate Carta Encíclica. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. N. 68.
  14. Benedicto XVI (2009). Caritas in Veritate Carta Encíclica. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. N. 56.
                                        MANUEL EN DUOMO DI MILANO
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