domingo, 26 de agosto de 2012

ANÁLISIS: Subsidiariedad y Nuevo Welfare: Más allá de la concepción Hobbesiana del Bienestar - AUTOR: MANUEL CALLE REYES


SEMINARIO INTERNACIONAL: MERCADO, SOCIEDAD Y DESARROLLO


En este siglo XXI la UE se ha orientado a afrontar los problemas de pobreza, desocupación, marginación, a través de políticas de “inclusión social”, pero, esta inclusión (dar beneficios, ayudas para que participen) indica: pertenencia, reconocimiento, criterio de selección, acceder a un sistema societario, pero quién no tiene esa característica, generará una nueva exclusión. Este código moderno de inclusión es de origen hobessiano; esta dificultad se reconduce a 2 procesos, el de los incluidos y los excluidos, ahí está la crisis, pues me pregunto ¿Cuál es el código que caracteriza a un incluido para excluirlo?, porque así el sujeto puede ser incluido con determinados aspectos, condiciones con relación a una cierta situación coyuntural y del tiempo, pero ¿Quién estipula esos parámetros?, como ha sucedido en la historia; por ejemplo, hoy se debe enfrentar: más libertad a los ciudadanos, más autonomía, seguridad social, igualdad, abrirse a la globalización etc, pero me pregunto ¿acaso no han variado los criterios en el tiempo?, será ¿Qué el estado social ya no puede intervenir si su intervención crea dependencia social en el lugar donde actúa?, me hago esa legitima pregunta. Entonces un nuevo Welfare puede emerger, es decir la búsqueda de otra alternativa a la solución hobessiana, y esta alternativa es, un Welfare subsidiario que sea relacional, societario y plural.
Esta solución hobessiana se va difundiendo en occidente dónde cada vez el bienestar es más riesgoso, donde hay falta de trabajo, sistemas sanitarios y seguridad social son ya insostenibles en la forma en que fueron diseñados, pues ha empeorado la condición de vida. Hoy, vemos a un occidente con baja natalidad, envejecimiento, inmigración; todo esto va a generar nuevas guerras; pues los jóvenes actualmente, no tienen una perspectiva de vida decente, no hay una vejez tranquila, hasta difícil es andar por las calles por la carencia de seguridad, entonces, el siglo XXI será un siglo de grandes miedos, pues se teme una “nueva barbarie”, un regreso al “estado selvático” y justo ahí Hobbes (1588-1679) da su solución, entendiendo que hay un “estado de naturaleza” es decir el hombre es un lobo para el hombre, en suma, el hombre está en condición de guerra de cada uno contra otro; a la sazón, ¿Qué hacer?, la solución es: hacer un contrato que delegue el poder a una autoridad (Leviatán), que tenga el monopolio de la fuerza para así garantizar las libertades individuales y la paz social, es decir, el bienestar; está es la solución hobessiana al problema del orden social, en suma, hacer que ese “Alguien” dicte reglas y nos haga pasar del estado natural al estado civil, como si fuéramos unos salvajes; y hay que hacerlo mediante un contrato, un “pactum uniones” y un “pactum subjectionis”; donde ese alguien es un Leviatán (El monarca absoluto), que evolucionó en “Republica jacobina”, que hoy se advierte que podría asumir en “nuevas formas”. Entonces así la modernidad ha construido su constitución política teniendo como base e insumo a esta solución, generando comunismo, nazismo, fascismo y otras donde ha dado remedies a las condiciones de bienestar material de la población. El problema según mi entender es ¿Por qué la “salvación” (el welfare) debe venir de los “alto”?.
La solución keynesiana que se desarrolló en los países escandinavos y en Estados Unidos mezclado con la solución hobessiana tiene su lógica individualista que se contradice con la lógica con el Otro; ahora eclipsado el modelo keynesiano con sus medidas privatistas (ya no hay nada que privatizar hoy), se habla de la “tercera vía”, donde hoy se está configurando dos variables de la solución hobessiana: la europea (utilitarista y materialista) y la norteamericana (normativa y voluntarista). Entonces, estamos frente un Welfare que no tiene ya la necesidad de imponer elecciones al individuo sino le pone un “abanico de opciones” a las que él se adhiere supuestamente de manera independiente, aceptando finalmente esa sujeción en su libertad y control, ausentado así un mundo posible fuera de la propuesta de éste; ese es el engaño del hoy, hacer creer a los demás que son “libres” cuando no lo son en definitiva.
Hoy el welfare hobessiano se basa en conflicto de interés tanto materialista, utilitario e individualista, pues, hoy ya no se puede vivir en paz si es que no se somete todo al poder político (Leviatán), perjudicando así, la libertad individual, más debemos de agregar a esto el fenómeno de la globalización que reduce los poderes de los estados nacionales y crea nuevas pobrezas, nuevos desafíos ecológicos; por lo tanto, la solución hobessiana no puede ser siquiera una propuesta, pues va camino al ocaso. ¿Cuál es la alternativa?, antes de mencionarlo, agrego que no se puede continuar con la solución hobessiana porque con el proceso globalizador ya no es posible recurrir a una autoridad tipo Leviatán, que ordene la sociedad, pues su complejidad se ha elevado demasiado; la solución puede ser: que el nuevo welfare no puede ser construido sobre una visión antropológica negativa como la hobessiana, pues el hombre es débil, pero no incapaz, debe tener este welfare una tesitura más humana, porque la visión negativa nos ha llevado a una dinámica negativa como consecuencia; otros dicen, crear una sociedad que permita a los individuos todas las libertades posibles, dicho aspecto, no lo creo, pues esa libertad que haz lo que quieras menos  agraviar las libertades de los otros es ambiguo, porque con eso se legitimaría la droga, matrimonio gay, poligamia; dándose un culto a lo individual; pues el bienestar no puede ser concebido con aspectos materialistas, individualistas y utilitarias; concluyo diciendo que: es necesaria una configuración capaz de poner en sinergia la integración sistémica con la social, es decir un gobierno de la subsidiariedad, pues el contrato según el Leviatán se basa en la desconfianza, la sospecha, en cambio el estado subsidiario se basa en el respeto a la dignidad, a no disminuir las capacidades del otro, un estado con principios subsidiarios que ordene la sociedad y la norme pero que brote de la dimensión social del hombre, con una definición autentica de la persona, que ésta sea el fundamento metafísico, con un concepto de persona en el cual se base en los siguientes aspectos: una persona inalienable, pleno, con capacidad de donarse, autotrascendente; esto nos llevará a la sociabilidad, ya que es connatural a él.
Se necesita un estado subsidiario donde se perciba a una sociedad que facilita, protege y asegura el cumplimiento de la vida de la comunidad y a su vez ésta a la familia para terminar en el más importante: la persona.

Gracias
                                            MERCADO MEDIEVAL - MILANO (ITALIA)

domingo, 12 de agosto de 2012

LA NUEVA GEOPOLÍTICA DE EEUU - LIC. MANUEL CALLE REYES - ANALISIS DE LA OBRA DE MICHAEL KLARE.


GEOPOLITICA NORTEAMERICANA

Lic Manuel Calle Reyes

LA NUEVA GEOPOLITICA -  Michael Klare

La guerra en Irak ha reconfigurado de muchas maneras el panorama geopolítico global, algunas no serán aparentes por muchos años, quizás por décadas. La guerra ciertamente ha alterado las relaciones de EEUU con Europa y el Medio Oriente. Pero su impacto va más allá. Más que nada, la guerra revela que el nuevo eje central de la competencia mundial es el área sur central de Eurasia.
La Geopolítica, como un modo de análisis, fue muy popular desde finales del siglo XIX y hasta la primera parte del siglo XX. Si usted estudiaba entonces lo que los académicos llaman hoy día relaciones internacionales, habría estado estudiando geopolítica.
EEUU tenía que controlar el Medio Oriente y su petróleo. Esa fue la base de la Doctrina Truman, de la Doctrina Eisenhower y de la Doctrina Carter. Los EEUU tenía que controlar partes de África, por su riqueza minera en cobre, cobalto y platino. Es por eso que EEUU respaldó al régimen apartheid en Sud Africa. Y la razón para las guerras de Corea y de Vietnam fue entendida en los altos niveles en términos del interés de EEUU por el control de la cuenca del Pacífico.

La política mundial es esencialmente una lucha por quién controla el corazón de EURASIA.

Los estrategos de mediados del siglo XX vieron dos maneras a través de las cuales podía alcanzarse el dominio global. Una era a través de la emergencia de un poder continental (o de una combinación de poderes continentales) que dominaran Eurasia, y con ella, al resto del mundo. Fue precisamente este temor -que una Europa continental controlada por Alemania y Rusia, junto con el Japón-que dominara China y el Sur Este de Asia, emergiera como una gran potencia continental y dominara el “heartland” de Eurasia, reduciendo entonces a EEUU a una situación marginal-lo que galvanizó a los líderes americanos en los comienzos de la Segunda Guerra. Franklin D. Roosevelt estaba hondamente empapado en esta forma de análisis, y es este punto de vista estratégico-ideológico el que gatilló la intervención de EEUU en la Segunda Guerra Mundial.
La otra estrategia de dominio global que perciben los estrategos geopolíticos de principios del siglo XX era el control del “rimland” (las cuencas, los bordes) de Eurasia -esto es, Europa Occidental, la Cuenca del Pacífico y el Medio Oriente-y con esto, contener cualquier emergencia de una potencia en la zona decisiva (la heartland). Después de la Segunda Guerra, los EEU determinó que de facto mantendría presencia militar permanente en todos los bordes de Eurasia. Esto es lo que se llamó “estrategia de contención”. Y fue este punto de vista el que llevó a la formación de la OTAN, del Plan Marshall, la ASEAN, el CENTO y las alianzas militares con Japón y Taiwán.
Las bases de EEUU en Europa se han estado cerrando, mientras se establecen nuevas bases militares en el área del Golfo Pérsico y en Asia Central.
Es importante anotar que este es un proceso que comenzó antes del 11/9. El 11 de Septiembre dio un empujón a este proceso y produjo un mandato popular, pero esto fue enteramente casual, desde el punto de vista de los estrategos norteamericanos. Fue el Presidente Clinton quien inició el establecimiento de lazos militares con Kazajstán, Uzbekistán, Georgia y Azerbaiyán, y quien construyó la capacidad de EEUU para intervenir en el Golfo Pérsico y el área del Mar Caspio. La victoria militar en Irak no fue la victoria de Wolfowitz y Rumsfeld, fue Clinton quien hizo esta victoria posible.
La Guerra contra Irak fue lanzada para proveer a los Estados Unidos con una posición dominante en la región del Golfo Pérsico, y servir como punta de lanza para futuras conquistas y afirmación de poder en la región. Fue apuntada tanto contra China, Rusia y Europa como contra Siria e Irán. Es parte de un largo proceso de afirmación del poder dominante de EEUU en la zona central-sur de Eurasia, en el área decisiva (heartland) de este mega-continente.
Pero,¿por qué específicamente ahora el área de Golfo Pérsico/Mar Caspio? En parte, esto es así porque aquí están localizadas las mayores reservas de petróleo-aproximadamente el 70 % de las reservas conocidas. Y usted tiene que pensar en el petróleo no justamente como fuente de energía -aunque esto es importante-sino como fuente de poder. Como lo ven los estrategos de EEUU, quien quiera que controle el petróleo del Golfo Pérsico, controla la economía del mundo y, con ello, tiene la última palabra frente a todos los poderes competidores.
Esta región es también la única área del mundo en donde chocan los intereses de todos las grandes potencias putativas. En el área del Mar Caspio, fuertemente disputada, Rusia es una potencia en expansión, China es una potencia expansiva, y los EEUU, igual.
La viabilidad estratégica del Estado-Nación
Luego de la caída del simbólico "muro de Berlín", el poder internacional comenzó a redistribuirse en un sentido restrictivo. Estados Unidos es la única potencia que ha consolidado su poder. Estratégica y militarmente ha definido su "papel hegemónico global". En el campo económico y tecnológico aun existe un cierto equilibrio entre centros de poder que se destacan en Europa, Japón, y que a través de empresas transnacionales procuran establecer una relación de interdependencia con Estados Unidos, sin descontar la importancia de China.
Los objetivos geopolíticos hegemónicos globales de Estados Unidos
La posición hegemónica global de Estados Unidos, que comienza a gestarse a partir de la segunda mitad del siglo XX, es algo novedoso en el sistema internacional. A lo largo de la historia mundial, ningún sistema ejerció una hegemonía global. Las hegemonías regionales , también, han sido escasas. Se comenzó a hablar de ella en el siglo XVIII. "La hegemonía británica, que fue muy intensa en lo económico, en lo cultural y, en ciertos aspectos, también en lo militar (Gran Bretaña dispuso de una flota mayor que todas las demás flotas del mundo juntas), nunca fue tan fuerte como para incitar a Gran Bretaña a organizar el mundo. Los ingleses hicieron lo posible para regularlo de acuerdo con sus intereses, pero no para dominarlo".
Tampoco existió hegemonía española en el siglo XVI, ni francesa en el siglo XVII aunque Luis XIV -el Rey Sol- se acercó a ella. Napoleón y Hitler, como conductores de un Estado lograron por poco tiempo dominar tan sólo gran parte de un continente, pero nunca la política mundial.
Eurasia es "el tablero en el que la lucha por la primacía global sigue jugándose y esa lucha involucra a la geoestrategia: la gestión estratégica de los intereses geopolíticos". Considera que a partir de la Primera Guerra Mundial -que fue una guerra europea, no una guerra global- "Europa iría dejando progresivamente de ser un sujeto para convertirse en un objeto de la política global"."La era europea en la política mundial llegó a su fin en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial".
La dimensión geopolítica no podía haber quedado más clara: América del Norte versus Eurasia disputándose el mundo. El ganador dominaría verdaderamente el globo.
la principal meta geoestratégica de los Estados Unidos en Europa se puede resumir en pocas palabras: consiste en consolidar, a través de una asociación trasatlántica más genuina, la cabeza de puente estadounidense en el continente euroasiático para que una Europa en expansión pueda convertirse en un trampolín más viable para proyectar hacia Eurasia el orden internacional democrático y cooperativo".
El alcance y la penetración del poder global estadounidense en al actualidad son únicos. Controla todos los océanos y los mares principales del mundo. Tiene la supremacía en los cuatro ámbitos decisivos del poder global:
-                    En el militar con un alcance global inalcanzable
-                    En el económico: a pesar de las sombras actuales de recesión, continúa siendo el principal mercado productor y consumidor
-                    Mantiene –aunque con relativo margen- una posición de liderazgo tecnológico en los sectores de punta
-                    En el cultural, ejerce una fuerte influencia en el amplio campo de la juventud mundial, procurando establecer un determinado modelo socio-político global.
La estrategia geopolítica de EEUU en América Latina se basa en el control del petróleo, el agua y la biodiversidad
El agua se presenta como el mayor conflicto geopolítico del SXXI. Se espera que para el año 2025, la demanda de este elemento vital para la vida se incrementará en un 56%, por lo que los poseedores de agua se convierten en blancos de atención

La era del exceso energético o la vida después de la era del PETRÓLEO

v  Sólo hay una cosa, desafortunadamente, segura: la era del exceso energético acarreará intensas batallas geopolíticas por el control de las fuentes remanentes entre los mayores productores y consumidores de energía, como los Estados Unidos, China, la Unión Europea, Rusia, India y Japón. Rusia y Noruega, por ejemplo, ya tienen abierto un contencioso fronterizo en el mar de Barents, una promisoria fuente de gas natural en el extremo norte. China y Japón, por su parte, han tenido desencuentros similares en torno al Mar de China Oriental, un área que alberga otro gran yacimiento gasífero. Todos los países del Ártico –Canadá, Dinamarca, Noruega, Rusia y los Estados Unidos- han reclamado sus derechos sobre porciones muchas veces coincidentes del Océano Ártico, lo que ha generado inéditas disputas fronterizas en estas zonas ricas en energía.
v  El peligro fue puesto en evidencia por un tercer informe, digno de atención, una evaluación anual de amenazas, <http://intelligence.senate.gov/090212/blair.pdf> que entregó el director de la Inteligencia Nacional, el almirante Dennis C. Blair, al comité selecto del Senado relativo a inteligencia, el 12 de febrero pasado. Aunque mucho del informe de Blair se centra en asuntos conocidos, como las aspiraciones nucleares de Irán y la guerra en Afganistán, le dedica considerable atención a la perspectiva de que surjan disturbios sociales y políticos debido al actual colapso económico. "La principal preocupación a corto plazo de Estados Unidos en cuanto a la seguridad, es la crisis económica global y sus implicaciones geopolíticas", se apunta en el informe. Al rastrear esta preocupación, “el tiempo es quizá nuestra mayor amenaza… y los modelos estadísticos muestran que las crisis económicas incrementan el riesgo de una inestabilidad amenazante a los regímenes si perduran más allá de uno o dos años”.
v  Biocombustibles: "Si la demanda de cultivos ligados a los biocombustibles se vuelve mucho más intensa o fallan los resultados de la productividad, la futura provisión de alimentos puede resultar mucho más cara que en el pasado".  
v  Comité Escogido del Senado sobre Inteligencia el 12 de febrero, el almirante Dennis C. Blair, nuevo Director de Inteligencia Nacional, declaró que "La preocupación primordial de seguridad de los Estados Unidos en el inmediato futuro es la crisis económica global y sus implicaciones geopolíticas, Los modelos estadísticos muestran que las crisis económicas incrementan el riesgo de una inestabilidad que amenace al régimen, si perduran durante un periodo de uno a dos años", lo que es seguro que sucederá en la actual situación. 
v  Precios bajos como los actuales son malos para los productores, y dañarán por tanto a una serie de países que el gobierno norteamericano considera hostiles, entre los que se cuentan Venezuela, Irán, y hasta ese gigante del petróleo y el gas natural que es Rusia. Todos los cuales han utilizado en años recientes sus ingresos petrolíferos en aumento para financiar esfuerzos políticos consideradas perjudiciales para los intereses norteamericano. No obstante, los precios menguantes también podrían sacudir los cimientos mismos de aliados petrolíferos como México, Nigeria y Arabia Saudí, que podrían experimentar perturbaciones internas conforme decrezcan los ingresos por el petróleo, y por tanto los gastos del estado.
v  la mayoría de las reservas de “petróleo fácil” ya se han agotado, lo que significa que prácticamente todas las reservas globales que quedan pertenecen a la variedad de “petróleo difícil”. Éstas requieren una tecnología de extracción excesivamente costosa como para ser rentable en un momento en el que el precio por barril sigue estando por debajo de los 50 dólares. Entre las principales se cuentan la explotación de arenas bituminosas en Canadá y las plataformas marinas en aguas profundas del Golfo de México, el Golfo de Guinea y la costa brasileña.

El precio del petróleo desbarata la condición de superpotencia de EE.UU.

Sin petróleo barato y abundante, EE.UU. jamás habría vivido la histórica expansión económica de la era después de la Segunda Guerra Mundial.

El Asunto RUSIA
·                    Otrora como el perdedor humillado, debilitado, de la rivalidad EE.UU.-URSS, Rusia es de nuevo una fuerza a considerar en los asuntos mundiales. Posee la economía de más rápido crecimiento en el grupo G-8 de importantes potencias industriales, es el segundo productor de petróleo del mundo (después de Arabia Saudí), y su máximo productor de gas natural. Porque produce mucha más energía de la que consume, Rusia exporta una parte sustancial de su petróleo y gas a países vecinos, convirtiéndola en la única Gran Potencia que no depende de otros Estados para sus necesidades de energía. Al convertirse en un Estado exportador de energía, Rusia ha pasado de la lista de las viejas glorias a la primera línea de los grandes actores
·                    Bush creyó que podía convertir a una Rusia empobrecida y dócil en una importante fuente de petróleo y gas natural para EE.UU. – y que las compañías energéticas de EE.UU. dirigirían la cosa. Ese fue el objetivo evidente del “diálogo energético” EE.UU.-Rusia anunciado por Bush y el presidente ruso Vladimir Putin en mayo de 2002. Pero si Bush pensó que Rusia estaba dispuesta a convertirse en una versión norteña de Kuwait, Arabia Saudí, o la Venezuela de antes de la llegada de Hugo Chávez, iba a quedar severamente desilusionado. Putin nunca permitió que firmas estadounidenses adquirieran recursos energéticos sustanciales en Rusia. En su lugar, presidió sobre una importante recentralización del control estatal en cuanto a las reservas más valiosas de petróleo y gas, colocando la mayor parte en manos de Gazprom, el monstruo del gas natural controlado por el Estado.

Petróleo: EL SIGNIFICADO GEOPOLÍTICO Y GEOECONÓMICO de cruzar la barrera de los 100 dólares por barril
  • La transformación del ejército de EE.UU. en un servicio mundial de protección del petróleo cuya misión principal es defender las fuentes de suministro de petróleo y gas natural de EE.UU. en el extranjero, mientras vigilan los principales gaseoductos y rutas de suministro del mundo.
  • La transformación de Rusia en un superpoder energético , con control sobre los mayores suministros de petróleo y gas natural de Eurasia y con la determinación de convertir estos recursos en una fuerza creciente de influencia política sobre los estados vecinos.
El gas natural y el uranio sobrevivirán al petróleo en una década o dos más, pero finalmente, también alcanzarán su cenit de producción y comenzaran a disminuir. El gas natural simplemente desaparecerá, como el petróleo; cualquier escasez futura de uranio se puede, en alguna medida, superar mediante una mayor utilización de reactores generadores, que producen plutonio como producto derivado; esta sustancia puede, a su vez, ser usada como combustible en un reactor. Pero cualquier aumento en el uso de plutonio puede también incrementar ampliamente el riesgo de proliferación de armas nucleares, creando un mundo mucho más peligroso y el correspondiente requerimiento para que los gobiernos descuiden todos los aspectos de la energía nuclear y su comercio.
De hecho es una política oficial de EE.UU., consagrada en la “Doctrina Carter” del 23 de enero, 1980, usar la fuerza militar cuando sea necesario resistir cualquier ataque hostil que impida el flujo de petróleo de Oriente Medio.
La doctrina carter define el crudo del golfo Pérsico como de "interés vital" para Estados Unidos, que debe ser defendido "por cualquier medio necesario, incluida la fuerza militar". Tiempo después, el presidente Ronald Reagan invocó este principio para justificar la intervención estadunidense en la guerra entre Irak e Irán de 1980-1988 (para garantizar la derrota de Irán). De nuevo, el presidente George Bush I lo invocó para autorizar las acciones militares contra Irak en 1991, durante la Guerra del Golfo. Reticente a invadir Irak en ese momento, Bush I inició la "contención" de Irak (Bill Clinton la perpetuó), creando así un brutal sistema de sanciones. Luego, al percatarse de que este abordaje no produjo un "cambio de régimen" en Bagdad, Bush II ordenó la invasión de 2003. Se inventaron muchas razones para emprender el asalto a Irak pero, desde una perspectiva histórica, es la evidente culminación de los pasos tomados por Carter, Reagan, Bush I y Clinton, con el fin de asegurar la dominación estadunidense de golfo Pérsico.
El vicepresidente Dick Cheney lo ad-mitió desde agosto de 2002, cuando dijo ante la convención de veteranos de guerra que Saddam debía ser retirado del cargo porque, una vez que Irak se equipara con armas de destrucción masiva, era probable que "buscara la dominación de todo Medio Oriente, controlara una enorme porción de las reservas energéticas mundiales y amenazara directamente a los amigos de Estados Unidos en toda la región".

La contención de CHINA
El presidente Bush y sus principales ayudantes ingresaron en la Casa Blanca a principios de 2001 con un objetivo estratégico claro: resucitar la doctrina de la dominación permanente explicada detalladamente en la Orientación de Planificación de la Defensa (DPG) para los años fiscales 1994-99, la primera declaración formal de objetivos estratégicos estadounidenses en la era post-soviética. Según la versión oficial inicial de este documento, según se filtró en la prensa a principios de 1992, el objetivo primario de la estrategia estadounidense sería obstruir el surgimiento de cualquier competidor futuro que pudiera desafiar la aplastante superioridad militar de Estados Unidos.
“Nuestro primer objetivo es prevenir el resurgimiento de un nuevo rival... que represente una amenaza del tipo que anteriormente fue la Unión Soviética”, planteaba el documento. Por lo tanto, "intentaremos [es obligatorio] por todos los medios impedir que ningún poder hostil domine una región cuyos recursos, bajo un control consolidado, fueran suficientes para proporcionarles poder global."

El objetivo: China
Cuando la doctrina de dominación permanente fue enunciada por primera vez en 1992, no se especificaba en ella la identidad de los futuros retadores cuyo levantamiento debía ser prevenido mediante acciones coercitivas. En ese momento, los estrategas estadounidenses se preocupaban por una mezcla de rivales potenciales, que incluía a Rusia, Alemania, la India, Japón y China; cualquiera de éstos, se pensaba, podría surgir en décadas venideras como posibles superpotencias, y por lo tanto habría que disuadir a todos de tomar tal dirección. Sin embargo, cuando la segunda administración Bush asumió el poder, en el pensamiento élite el grupo de rivales potenciales se había reducido a sólo uno: la República Popular China. Sólo China, se determinó, poseía la capacidad económica y militar para desafiar a Estados Unidos en calidad de aspirante a superpotencia; y por lo tanto, la perpetuación del predominio global de EEUU dependía de la contención del poder chino.
El imperativo de frenar a China fue expuesto por primera vez en detalle de una manera sistemática por Condoleezza Rice cuando ejercía como asesora de política exterior del entonces Gobernador George W. Bush, durante la campaña presidencial del año 2000
"Estados Unidos debe profundizar la cooperación con Japón y Corea Sur y debe mantener su dedicación a una férrea y robusta presencia militar en la región. Washington también debe prestar mayor atención al papel de la India en el equilibrio regional”, e involucrar a ese país en un sistema de alianza anti-china. el Tratado de Misiles Antibalísticos con Rusia y reunir a Japón, Corea del Sur y Taiwán en un sistema conjunto de defensa antimisiles que, se esperaba, evolucionaría finalmente hacia una alianza anti-china afín al Pentágono.
la mayoría de los analistas profesionales es perfectamente consciente de la calidad todavía inferior del armamento chino.

Se avecinan guerras por los recursos
Secretario de Defensa británico, John Reid, advirtió que al combinarse los efectos del cambio climático global y los mermados recursos naturales se incrementa la posibilidad de conflictos violentos por tierras, agua y energía. El cambio climático, indicó, "hará más escasos los recursos y el agua limpia, y la tierra agrícola en buen estado será más escasa". Esto generará que la emergencia por conflictos violentos sea más probable".
. "Pueden surgir confrontaciones militares debido a la necesidad imperiosa de recursos naturales tales como energía, alimento o agua, y no tanto por conflictos ideológicos, religiosos o de honor nacional".

el cambio climático es una gran amenaza para el ambiente; de hecho es la mayor amenaza imaginable. Pero considerar el cambio climático sólo como problema ambiental no hace justicia a la magnitud de los peligros que entraña. Como lo esclarecen el discurso de Reid y el estudio del Pentágono, el mayor peligro no es la degradación de los ecosistemas per se, sino la desintegración de sociedades enteras, lo que produciría una hambruna descomunal, migraciones masivas y recurrentes conflictos por los recursos.


sábado, 11 de agosto de 2012

LA GEOPOLITICA DE EEUU Y SU PRONTA CAIDA - ANALISIS CRITICO QUE LE HAGO AL AUTOR MICHAEL T. KLARE. LIC MANUEL CALLE REYES


Seis indicios de que se aproxima el prematuro fin del imperio usamericano

Mi análisis del articulo escrito magistralmente de Michael T. Klare.

Memorándum para la CIA: tal vez no estén preparados para viajar en el tiempo, pero... ¡les doy la bienvenida al año 2025! Puede que encuentren sus habitaciones un poco pequeñas, que el privilegio de exigir un alojamiento mejor se haya esfumado y que las instalaciones no sean de su gusto, pero más vale que se acostumbren. Así serán las cosas de ahora en adelante.
Bien, vayamos a la versión seria del párrafo anterior: en noviembre de 2008 el Consejo Nacional de Inteligencia (NIC), una filial de la CIA, publicó el más reciente volumen de una serie de publicaciones futuristas pensada para orientar al gobierno entrante de Obama. Con la mirada fija en su bola de cristal, el NIC predijo en un informe titulado Tendencias mundiales 2025 que el predominio usamericano en el globo desaparecería gradualmente en el transcurso de los próximos 15 años al tiempo que surgirían nuevas potencias mundiales, particularmente China y la India. El informe analiza muchas facetas del futuro entorno estratégico, pero su conclusión más extraordinaria y digna de convertirse en noticia fue la proyectada erosión del dominio usamericano en el largo plazo y el surgimiento de nuevos rivales mundiales: “Aunque es probable que Usamérica siga siendo la única superpotencia [en 2025], su fuerza relativa menguará, incluso en el ámbito militar, y su influencia se verá limitada”, afirma de manera lapidaria.
Aquellos fueron otros tiempos. Hoy, tras 11 meses de aquel “futuro”... vaya, que la situación es otra. Las predicciones futuristas tendrán que ajustarse a los vertiginosos cambios que marcan la realidad del momento. Aunque el informe se publicó después del inicio de la debacle económica mundial, los contenidos se redactaron antes de que la crisis alcanzara sus proporciones reales y, por ende, enfatiza que la caída del poder usamericano será gradual y se dará en un lapso de 15 años. Sin embargo, la crisis económica y los hechos que la han acompañado han afectado drásticamente los plazos de ese pronóstico. El viraje del poderío mundial que predice el informe se ha acelerado como consecuencia de las colosales pérdidas económicas que ha sufrido Usamérica en el último año y de la apabullante recuperación económica de China. A todos los efectos prácticos, ya estamos en el año 2025.
En realidad, muchas de las predicciones generales y de largo alcance del informe Tendencias mundiales 2025 ya son hechos consumados. Brasil, Rusia, la India y China (países conocidos en conjunto como BRIC) ya desempeñan un papel mucho más asertivo en la economía mundial, tal como el informe citado afirmó que sucedería en el transcurso de aproximadamente diez años. Al mismo tiempo, el papel dominante en la escala mundial que alguna vez monopolizó Usamérica con la ayuda de las grandes potencias industrializadas occidentales (conocidas en conjunto como el G-7) se desvaneció a un ritmo sorprendente. Los países que alguna vez buscaron la guía de Usamérica ante problemáticas internacionales de peso ahora hacen caso omiso de la asesoría de Washington y crean sus propias redes políticas autónomas. Usamérica se muestra cada vez más reacia a desplegar sus fuerzas militares en el extranjero a medida que las potencias rivales incrementan sus propias capacidades y los actores no estatales confían en medios “asimétricos” de ataque para vencer la ventaja usamericana en la contienda convencional.
Parece que nadie habla de esto en voz alta (todavía), pero digámoslo sin ambages: no ha transcurrido ni un año del período de 15 del informe Tendencias mundiales 2025 y los días del predominio de Usamérica en el mundo ya llegaron a su fin. Tal vez tengan que pasar diez o veinte (o treinta) años para que los historiadores, con su mirada retrospectiva, afirmen con seguridad “Ese fue el momento en el que Usamérica dejó de ser la potencia dominante del planeta y se vio obligada a actuar como cualquier otro actor importante en un mundo de múltiples potencias rivales”. En todo caso, hay que prestar atención a los indicadores de esta gran transición.
Seis estaciones de paso camino a la tierra de las naciones comunes y corrientes
He aquí mi lista de seis acontecimientos recientes que marcan el adelantado inicio de “2025” al día de hoy. Se trata de hechos reseñados en las noticias en las últimas semanas, aun cuando no se hayan recopilado en un solo medio. Estos y otros acontecimientos similares representan un patrón y moldean, de hecho, una nueva era en ciernes.

1. Tras la cumbre mundial económica de Pittsburgh los días 24 y 25 de septiembre, los mandatarios del G-7, las principales potencias industrializadas (G-8 si incluimos a Rusia) acordaron turnar la responsabilidad de la supervisión de la economía mundial a un grupo más amplio: el G-20, que incluye, entre otros países en desarrollo, a China, la India, Brasil, y Turquía. Si bien han surgido dudas en cuanto a la capacidad de liderazgo mundial efectivo de este numeroso grupo, la decisión ciertamente revela un viraje en la ubicación del poder económico internacional de Occidente hacia el Este y el Sur globales. Dicho viraje indica, además, el sísmico declive del predominio económico de Usamérica.
“La verdadera relevancia del G-20 no radica en haber recibido el relevo de manos del G-7/G-8, sino del G-1: Usamérica”. Así lo escribió Jeffrey Sachs, de la Columbia University, en el Financial Times. “A lo largo de los 33 años de vida del foro económico del G-7 Usamérica tuvo la sartén económica por el mango”. Sachs también destaca que el deterioro del liderazgo usamericano en los últimos decenios se vio maquillado por su temprana delantera en el campo de la informática y por el colapso de la Unión Soviética, pero ahora es evidente que el poderío económico se desplaza de Usamérica hacia China y otros dínamos económicos emergentes.

2. Según las noticias, los rivales económicos de Usamérica realizan reuniones secretas y no tan secretas en las que analizan el papel menor del dólar usamericano (y la rápida caída de su valor) en el comercio internacional. Hasta ahora, el uso del dólar como medio internacional de intercambio le ha dado una ventaja económica importante a Usamérica: le basta imprimir billetes para cumplir con sus obligaciones por todo el mundo, mientras otros países deben convertir su moneda al dólar, lo que suele implicar un coste añadido nada desdeñable. Sin embargo, ahora muchos países con grandes volúmenes de comercio (entre ellos China, Rusia, Japón, Brasil y los países petroleros del Golfo Pérsico) están considerando migrar al euro o a una “canasta” de divisas como nuevo medio de intercambio. De adoptarse un plan de este tipo se aceleraría la estrepitosa caída del valor del dólar y se erosionaría aún más la influencia usamericana en la economía mundial.
Se dice que una reunión de ese tipo tuvo lugar este verano durante una cumbre de los denominados países BRIC. Un mero concepto hace un año, cuando la idea misma del BRIC fue concebida por el economista en jefe de Goldman Sachs, el consorcio BRIC se convirtió en una realidad tangible en junio pasado con la reunión inaugural convocada por los cuatro mandatarios de estos países en Yekaterinburg, Russia.
El mero hecho de que Brasil, Rusia, la India y China decidieran conformar un grupo resultó significativo: estos países poseen, en conjunto, alrededor de 43% de la población mundial y se espera que hacia 2030 representen 33% del PIB mundial, es decir, el mismo porcentaje que Usamérica y Europa Occidental tendrán para entonces. Si bien los mandatarios del BRIC han decidido no constituir por el momento una entidad permanente como el G-7, sí han acordado la coordinación de esfuerzos para trabajar en alternativas al dólar y reformar el Fondo Monetario Internacional con miras a que los países no occidentales tengan más peso en dicho organismo.

3. En el ámbito diplomático, Washington ha sido rechazado tanto por Rusia como por China en lo que respecta a su búsqueda de apoyo a fin de incrementar la presión internacional para que Irán detenga su programa de armamento nuclear. Un mes después de que el presidente Obama cancelara los planes de instalar un escudo antimisiles en Europa del Este a guisa de aparente intento de asegurar el respaldo ruso de una postura más firme hacia Teherán, la clase política rusa ha dejado claro que no pretende refrendar nuevas y rígidas sanciones en contra de Irán. “No tenemos la menor duda de que, en la situación actual, las amenazas, las sanciones y las advertencias de presión serían contraproducentes”, declaró Sergei V. Lavrov, ministro de Exteriores de Rusia, después de reunirse el 13 de octubre en Moscú con Hillary Clinton, secretaria de Estado usamericana. Al día siguiente, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, comentó que amenazar con sanciones era “prematuro”. Dados los riesgos políticos en los que incurrió Obama al cancelar el escudo antimisiles (medida ampliamente reprobada por el ala republicana en Washington), el rápido rechazo de Moscú a las peticiones usamericanas de cooperación en el tema del armamento iraní solo puede interpretarse como una señal más del debilitamiento de la influencia usamericana.

4. Lo mismo puede inferirse de la reunión de alto nivel celebrada en Pekín el pasado 15 de octubre entre Wen Jiabao, Primer Ministro chino, y Mohammed Reza Rahimi, primer vicepresidente iraní. “La relación entre China e Irán acusa una rápida evolución en la que los dirigentes de ambos países mantienen intercambios frecuentes y amplían y profundizan sus lazos de cooperación comercial y energética”, afirmó Wen Jiabao en el Gran Palacio del Pueblo. En un momento en el que Usamérica está enfrascada en decididas maniobras diplomáticas a fin de persuadir a China y a Rusia, entre otros países, de suavizar sus vínculos comerciales con Irán a modo de preludio de sanciones más rígidas, las declaraciones del gobierno chino no pueden sino considerarse como un claro revés para Washington.

5. Desde el punto de vista de Washington, los esfuerzos por afianzar el apoyo internacional en favor de una guerra de aliados en Afganistán también han topado con una respuesta por demás decepcionante. En un gesto que no puede considerarse más que un trivial voto a regañadientes para apoyar la guerra liderada por Usamérica, Gordon Brown, primer ministro británico anunció el 14 de octubre que su país añadiría más tropas al contingente británico en Afganistán... pero únicamente 500 soldados siempre y cuando otros gobiernos europeos incrementaran su participación militar, condición que, sabía, difícilmente se cumplirá. Hasta ahora, este pequeño contingente provisional representa el total de tropas adicionales que el gobierno de Obama ha conseguido exprimir de sus aliados europeos a pesar de su ímpetu diplomático para reforzar las fuerzas multinacionales de la OTAN en Afganistán. En otras palabras, hasta el aliado más leal y obsecuente de Usamérica en Europa ha dejado de parecer dispuesto a sobrellevar la carga de lo que tiende a verse como otra costosa y extenuante aventura más de Usamérica en la región de Oriente Medio.

6. Por último, con una decisión de destacada relevancia simbólica, el Comité Olímpico Internacional (COI) pasó por alto a Chicago (y a Madrid y a Tokio) y eligió a Río de Janeiro como sede de los Juegos Olímpicos 2016. Se trata de la primera ocasión en que un país sudamericano es objeto de tal honor. Hasta el momento de la votación se pensaba en Chicago como aspirante con grandes posibilidades, sobre todo tras la presencia de Barack Obama, ex residente de esa ciudad, en Copenhague para cabildear al COI. No obstante, los acontecimientos se sucedieron de una manera que desconcertó al mundo, pues Chicago no solamente perdió, sino que fue eliminada en la primera ronda de votaciones.
“Brasil pasó de ser un país de segunda a un país de primera, y hoy empezamos a recibir el respeto que merecemos”, afirmó el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva al celebrar la victoria tras la votación en Copenhague. Y añadió: “Podría morir ahora mismo y saber que ha valido la pena”. Pocos lo dijeron, pero en el transcurso de las deliberaciones para definir la sede olímpica Usamérica fue sumaria y significativamente degradada de única superpotencia a contendiente instantánea del montón. Todo un símbolo en un planeta que se adentra en una nueva era.

Ser un país común y corriente

He enumerado unos cuantos ejemplos de hechos recientes que, me parece, apuntan al final consumado del predominio mundial de Usamérica años antes de lo esperado por los miembros de la inteligencia. Cada vez se hace más evidente que otras potencias (incluso nuestros aliados más cercanos) prefieren adoptar una política exterior independiente, sin importar cuánta presión intente ejercer Washington sobre ellas.
Por supuesto, nada de esto significa que, durante cierto tiempo, Usamérica no siga teniendo la economía más grande y la fuerza militar más potente del mundo en términos de capacidad de destrucción pura. Sin embargo, no cabe duda que el entorno estratégico en el que los líderes usamericanos han de tomar decisiones de importancia crítica para los intereses nacionales vitales ha cambiado drásticamente desde que se desató la crisis económica internacional.
Resulta aún más importante señalar que el presidente Obama y sus asesores de alto nivel empiezan, no sin renuencia, a modificar la política exterior usamericana a partir de la nueva realidad mundial. Lo anterior se evidencia, por ejemplo, en la decisión del gobierno de reconsiderar su estrategia en Afganistán.
Apenas en marzo el presidente adoptó una nueva estrategia para la contrainsurgencia en Afganistán que implica reforzar la presencia militar usamericana en el terreno y comprometerse a prolongar los esfuerzos para ganarse el corazón y la mente de las poblaciones afganas en las que hay un resurgimiento talibán. Fue por eso que Obama despidió al máximo comandante de las tropas en Afganistán, el General David D. McKiernan y colocó en su lugar al General Stanley A. McChrystal, considerado un defensor más rotundo de la contrainsurgencia. No obstante, cuando McChrystal le mostró a Obama el presupuesto para la ejecución de esta estrategia (de 40.000 a 80.000 soldados adicionales, es decir, mucho más que los 20.000 y tantos soldados extra recientemente destinados al combate) más de uno de sus colaboradores inmediatos palideció sin disimulo.
Un despliegue de tal envergadura no solo costará al Tesoro usamericano cientos de miles de millones de dólares que a duras penas tiene; además, las presiones que representará para el Ejército y la Infantería de Marina serán casi insoportables tras años de servicio y tensiones en Iraq. El precio sería más tolerable, por supuesto, si los aliados de Usamérica asumieran una mayor parte de la carga, pero están menos dispuestos que nunca a hacerlo.
Desde luego, los mandatarios de Rusia y China no lamentan en absoluto que Usamérica haya agotado sus recursos financieros y militares en Afganistán. En semejantes circunstancias apenas sorprende que el vicepresidente Joe Biden, entre otros, haga un llamado a un nuevo giro en la política usamericana a fin de dejar atrás el enfoque de la contrainsurgencia y de optar por una estrategia de “contraterrorismo” menos costosa y dirigida, en parte, a aplastar a Al Qaeda en Pakistán (con aviones teledirigidos y Fuerzas Especiales, no con grandes números de tropas usamericanas... al tiempo que se mantiene la cifra de soldados en Afganistán prácticamente igual).
Es prematuro predecir los resultados de las modificaciones presidenciales a la estrategia usamericana en Afganistán, pero el hecho de que no aceptó de inmediato el Plan McChrystal y ha dado manga ancha a Biden para argumentar su postura indica que podría empezar a reconocer lo absurdo de ampliar los compromisos militares del país en el extranjero en un momento en que su predominio mundial va a la baja.
Se percibe la precaución de Obama en otras decisiones recientes. Si bien no ha dejado de insistir en que es inadmisible que Irán adquiera armas nucleares y que el uso de la fuerza para evitarlo sigue siendo una opción, claramente ha actuado a fin de minimizar las probabilidades de que dicha opción (que también atribularía a “aliados” recalcitrantes) se lleve a la práctica.
Por otro lado, ha inyectado sangre nueva a la diplomacia usamericana al esforzarse por mejorar los vínculos con Moscú y aprobar un renovado contacto diplomático con Estados otrora parias, como Birmania, Sudán y Siria. Estas medidas también reflejan una realidad de nuestro cambiante mundo: la acosadora e hipócrita actitud del gobierno de Bush hacia estos y otros países durante casi ocho años no consiguió prácticamente nada. Veámoslo como un reconocimiento implícito de que Usamérica está cayendo de su estatus como “única superpotencia mundial” al de “país común y corriente”. Después de todo, es lo que pasa con los países: establecen un diálogo diplomático con otros aun cuando los gobiernos de turno no sean de su gusto.
Vaya entonces una cálida bienvenida al mundo de 2025. No se parece al mundo del pasado reciente, aquella época en que la estatura de Usamérica superaba a otros países; tampoco encaja con las fantasías de potencia hegemónica que albergaba Washington desde la caída de la Unión Soviética en 1991... pero esa es la realidad.
Para gran parte de la población usamericana esa pérdida de predominio puede causar molestia o incluso desesperación. Por otra parte, no hay que olvidar las ventajas de ser un país común y corriente como cualquier otro: nadie espera que Canadá, Francia o Italia envíen otros 40.000 soldados a Afganistán además de los 68.000 que ya se encuentran allá y los 120.000 que siguen en Iraq. Nadie espera que esos países destinen 925.000 millones de dólares de las aportaciones de los contribuyentes a cumplir esa tarea (a esa cifra asciende el costo de ambas guerras, según el National Priorities Project).
La pregunta sigue en el aire: ¿Durante cuánto tiempo seguirá pensando Washington que la población usamericana puede darse el lujo de subsidiar un papel mundial que incluye suministrar armas a gran parte del planeta y hacer la guerra en lugares remotos en nombre de la seguridad internacional mientras la economía usamericana cede más y más terreno a sus rivales? Ese es el dilema que el presidente Obama y sus asesores habrán de confrontar en el alterado mundo de 2025.


Michael T. Klare es profesor de estudios de paz y seguridad mundial en el Hampshire College y es autor de Planeta sediento, recursos menguantes: la nueva geopolítica de la energía (Tendencias). Se hizo un documental a partir de su libro anterior, Sangre y petróleo: Bloodandoilmovie.com.