lunes, 11 de noviembre de 2013

ANALISIS FILOSOFICO - ROMANO GUARDINI: EL SISTEMA DE CONTRASTE - LA FIGURA DE JESÚS - AUTOR: Lic. MANUEL CALLE REYES

Reflexionando sobre el pensamiento de Romano Guardini en lo referido al sistema de contraste, lo viviente y lo concreto, y como este puede ser captado mediante el conocimiento y la figura de Jesús en este autor contemporáneo; vemos que nuestro filósofo italiano,  ha creado un Sistema filosófico personal y muy coherente, que se puede incluso aplicar a la cosmología, antropología y Teodicea, y lo reafirmo, porque Guardini ha logrado de esta manera, tener una visión UNITARIA y TOTAL de la existencia cristiana, es decir, dar una explicación de la realidad desde una concepción cristiana del mundo, no con conceptos de leyendas, sino con aspectos rigurosos de la ciencia. Paso a desarrollar esos puntos que antes he mencionado.
MILANO - ITALIA (DUOMO)


Es el hombre “vivo” que entabla contacto con la totalidad (yo - mundo) y esta relación se da exclusivamente entre un YO y un TÚ, puesto que el hombre denota que esta totalidad no le es ajena, este descubre que la ciencia empieza cuando la inteligencia elabora datos de un modo ordenado –el hecho de contemplar el mundo-. Y este “descubrimiento” logra incoar cuando todo mi ser se funda íntegramente en la UNIDAD -no somos un ser separado o divorciada de esta totalidad-,  sino es el hombre, aquel, que ya es; desde el inicio ya somos una estructura (cigoto).
Guardini no habla de una “mirada pasiva”, sino de un encuentro para distinguirlo de la mirada científica-positiva, que se dirige solo al objeto como un “poder dominador sobre él”, entonces, este nos pide un encuentro con una actitud de apertura, de escucha, de recogimiento  –un encuentro de sujeto a objeto-; y para ello, infiero que Guardini utiliza un principio de la fenomenología: “Para ser realmente reconocido, todo objeto tiene necesidad de una actitud adecuada”, es decir, una “mirada”, que para contemplar el mundo tal cual, es necesario cinco condiciones que lo resumo así: 1° distancia (para que la totalidad pueda ser abarcada y se deje ver, no una visión parcial de la realidad), 2° una actitud abierta a lo particular, a lo que es distinto, 3° tener un “oído” fino para percibir el “tono” propio de cada objeto, tener la capacidad de “particularizar” cada objeto, no teniendo una visión de “serie”, 4° guardar la conciencia de respeto ante la realidad y sus situaciones; y finalmente, el 5° estar dispuesto a realizar la tarea encomendada. Y esto es una novedad, porque Guardini nos presenta el modo en la cual debemos de “ver” la realidad con su totalidad y que estas condiciones son inalienables, inherentes como praxis y procedimiento.
Entonces, él nos habla de que debemos de ser como “un observador en la totalidad” y de ahí percibir lo concreto, en otras palabras, se trata de captar la esencia en la existencia –la totalidad, la realidad concreta y el espíritu contemplativo-. Guardini nos hace comprender que desde lo singular –es lo que entiendo- se puede captar el “todo”, pero respetando cada particularidad y significación propia; intuyo en este pensamiento una primacía del objeto, y que la verdad consiste en “reconocerla” como tal.
Logro concluir, que si el pensamiento de Guardini es: cristocéntrico; y que en todo se habla o condirige de él, puedo inferir que Cristo es el “gran contraste”, ante cual, el mundo muestra su verdadero rostro, porque Cristo es juez y juicio para el mundo, también porque Cristo “procede” y “es” de la “conciencia misma del Dios creador”, en otros términos, Cristo ve el mundo de un “modo total” -esto afirmación concluyente, es original y hay que admitirlo inexorablemente.
Con esa introducción del pensamiento de Guardini, deseo profundizar  y avizorar al mismo tiempo: “la figura de Jesús” en este autor.
Revisando muchos artículos, máximas y glosas que este autor manifiesta (Apuntes para una autobiografía y El Señor). Guardini dice que la verdad es una fuerza, pero solo cuando no se exige de ella ningún efecto inmediato, sino que se tiene paciencia y se quiere mostrar la verdad por sí misma, tal cual; porque al descubrirse esta verdad, él nos dice que, el creyente queda abierto a la plenitud de la Revelación, en otras palabras, es lo “eterno” que se hace presente de la forma más viva, porque si este, nos saliera al encuentro en nuestro tiempo fugaz, esto sí que sería algo realmente muy “nuevo”, se saldría del polvo de la rutina que está muy acostumbrado el hombre de hoy. Me impresiona la visión que tiene este filosofo de la figura que tiene de Jesús, porque él nos hace recordar, que aquello que se nos presenta, no es una VERDAD, sino una REALIDAD (el Cristo Vivo), esto es doblemente impresionante, porque él intuye, que solo la fe nos permite conocer al Cristo real.
Profundizando esa visión creo que quien ha contemplado la “mirada” de Jesús, solo a través de ella se puede comprender “la definición” en Jesús a diferencia de los filósofos en todos los tiempos, entre él y los maestros de moral en la historia, entonces, la intención de Guardini al respecto, no se dirige a incrementar los conocimientos bíblicos, históricos, psicológicos y teológicos sobre Cristo, sino, a “sumergirnos” en un ámbito de espiritualidad que irradie al Dios encarnado, y nos interpela a cada instante Guardini,  que por eso hay que: “saberse detener ante un suceso, una palabra, una acción, es decir, dejarse aleccionar”.
Incide mucho nuestro autor, en recalcar que Jesús está por encima de nuestra psicología, porque no solo se muestra como un hombre “genial” –como algunos lo han visto a él a través de la historia-, sino como otro que puede ser contemporáneo a todos nosotros; Cristo es como una “voz” que invita a entrar a él, a cada instante.

Finalmente, puedo colegir que cuando más conozco a Jesús, puedo afirmar que: “lo más profundo que hay en mí, no procede de mí; y lo intuyo porque soy un Yo frente a un Tú, que me da razón de ser, que provoca en mí un deseo de búsqueda que me lleva a lo insospechado, que me hace elevar, no descender; y me hace comprometer con mi meta, con el “origen” integrando así, los “contrastes””; ergo “yo tan humano y él tan divino, que no es tan distante de mí”. Como decía este filosofo que me ha hecho retornar a mis orígenes: la riqueza de la vida vista como una trama de contrastes”.