Muchos de los jóvenes católicos nos preguntamos cuales pueden ser nuestros principios para llevar a cabo una labor temporal, política a favor de nuestro país pero con los principios de nuestra madre iglesia, aquí presento de manera sucinta los discursos y citas de las encíclicas escritas en los últimos años por nuestros dos últimos Pontífices; para que este mensaje pueda calar en nuestras mentes y contribuir al país, desde la perspectivas de Cristo en el presente.
Me pareció interesente empezar con lo que dirigió S.S. el Papa Benedicto XVI, tras su discurso general, como saludo a los jóvenes, presentes en Sydney, cuándo nos sugirió hablar “con la claridad y la búsqueda del corazón del hombre” de temas trascendentes y que Cristo será siempre modelo de humanidad para quienes buscan el ideal de sus nobles aspiraciones de justicia, de paz, de servicio y de altruismo. Eso debe realizar el joven en la vida pública, como una manera de contribuir al mundo.
“La búsqueda de Dios requiere, pues, por intrínseca exigencia una cultura de la palabra” (Paris -12 septiembre 2008 discurso que pronunció el Papa Benedicto XVI en el Colegio de los Bernardinos). o, como dice Jean Leclercq en su libro: “el monaquismo occidental” escatología y gramática están interiormente vinculadas una con la otra (cf. L'amour des lettres et le desir de Dieu, p. 14) traducido: el amor a las letras y el deseo de Dios. Nos trata decir que los jóvenes políticos nunca deben de renunciar a las “palabras”, a la búsqueda de la “razón”, es decir la comunicación entre personas; en base de esa razón el "Catecismo de la Iglesia Católica" con toda cognición puede decir que el cristianismo no es simplemente una religión del libro en el sentido clásico (cf. n. 108). El cristianismo capta en las palabras la Palabra, el Logos mismo, que irradia su misterio a través de tal multiplicidad. Esta estructura especial de la Biblia es un desafío siempre nuevo para cada generación; por tal razón los jóvenes políticos debemos de extraer en las palabras a la Palabra, para intentar que desea decir Dios no en términos literales o subjetivos sino comulgados en el Magisterio.
"Mi Padre sigue actuando y yo también actúo" (5, 17). El mundo greco-romano no conocía ningún Dios Creador; la divinidad suprema, según su manera de pensar, no podía, por decirlo así, ensuciarse las manos con la creación de la materia. "Construir" el mundo quedaba reservado al demiurgo, una deidad subordinada. Muy distinto el Dios cristiano: Él, el Uno, el verdadero y único Dios, es también el Creador. Dios trabaja; continúa trabajando en y sobre la historia de los hombres. En Cristo entra como Persona en el trabajo fatigoso de la historia, entonces tenemos a Cristo como modelo, que “trabaja” que labora en pro de los otros, pues los jóvenes políticos no podemos construir el mundo desde “nuestros pupitres” esperando que otros obedezcan nuestras ordenes, sino siendo uno mismo el ejemplo temporal.
Nuestro Papa Benedicto XVI, repite a los jóvenes en Brasil lo que Cristo nos dice: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres […] luego ven, y sígueme.» (Mt 19,21) tal como lo dijo en otras palabras el Papa Juan Pablo II, a su paso por Mato Grosso (Brasil), que los “jóvenes son los primeros protagonistas del tercer milenio [...] son ustedes quienes van a trazar los rumbos de esta nueva etapa de la humanidad” (Discurso del Papa a los jóvenes en el estadio de Pacaembu en Sao Paulo 9 mayo 2007). Y esto es verdad, pues son sólo los jóvenes los que son capaces de trazar los nuevos rumbos de esta sociedad que cambia constantemente, son los jóvenes políticos los indicados a ser los soñadores y los concretizadores de un mundo mejor. La pregunta del Evangelio no contempla sólo el futuro. No se trata sólo de lo qué pasará después de la muerte. Hay, por el contrario, un compromiso con el presente aquí y ahora, ¿qué debo hacer para que mi vida tenga sentido? O sea: ¿cómo debo vivir para cosechar plenamente los frutos de la vida? O más aún: ¿qué debo hacer para que mi vida no transcurra inútilmente?.... Estamos aquí porque tenemos esta misma convicción: Jesús es bueno. Nos pide Vivir con entusiasmo, con alegría, pero, sobretodo, con sentido de responsabilidad.
“El Papa también espera que los jóvenes busquen santificar su trabajo, haciéndolo con capacidad técnica y con laboriosidad, para contribuir al progreso de todos sus hermanos y para iluminar con la luz del Verbo todas las actividades humanas” (cf. Lumen Gentium, N. 36). Nos pide ser protagonistas de una sociedad más justa y más fraterna, cumpliendo las obligaciones ante al Estado: respetando sus leyes; no dejándose llevar por el odio y por la violencia; siendo ejemplo de conducta cristiana en el ambiente profesional y social, distinguiéndose por la honestidad en las relaciones sociales y profesionales. Que tengamos en cuenta que la ambición desmedida de riqueza y de poder llevan a la corrupción personal y ajena; entonces, no existen motivos para hacer prevalecer las propias aspiraciones humanas, sean ellas económicas o políticas, con el fraude y el engaño. Es necesario vivir una vida de Santidad, jóvenes que se dediquen a la vida publica como ejemplo, no buscando solo sus deseos individuales en desmedro de los otros, es necesario nos dice el Papa, que construyamos una sociedad más justa y solidaria, reconciliada y pacífica; que tengamos iniciativas que promuevan la vida plena, el orden democrático y el bien común y, especialmente, aquellas que llevan a eliminar ciertas discriminaciones existentes en las sociedades que son motivos de de exclusión. El Papa nos dice: que somos los jóvenes, no sólo el porvenir de la Iglesia y de la humanidad, como una especie de fuga del presente, por el contrario: somos el presente joven de la Iglesia y de la humanidad. Somos su rostro joven. La Iglesia necesita de los jóvenes, para manifestar al mundo el rostro de Jesucristo pues sin el rostro joven, la Iglesia se presentaría desfigurada.
Al mismo tiempo nuestro Benedicto XVI nos dice que “Demos gracias a Dios, porque hoy muchos de su generación pueden gozar de las libertades que surgieron gracias a la expansión de la democracia y del respeto de los derechos humanos. Demos gracias a Dios por todos los que lucharon para asegurar que puedan crecer en un ambiente que cultiva lo bello, bueno y verdadero: sus padres y abuelos, sus profesores y sacerdotes, las autoridades civiles que buscan lo que es recto y justo… ¿qué objeto tiene una "libertad" que, ignorando la verdad, persigue lo que es falso o injusto? ¿A cuántos jóvenes se les ha tendido una mano que, en nombre de la libertad o de una experiencia, los ha llevado al consumo habitual de estupefacientes, a la confusión moral o intelectual, a la violencia, a la pérdida del respeto por sí mismos, a la desesperación incluso y, de este modo, trágicamente, al suicidio? Queridos amigos, la verdad no es una imposición. Tampoco es un mero conjunto de reglas. Es el descubrimiento de Alguien que jamás nos traiciona; de Alguien del que siempre podemos fiarnos. Buscando la verdad llegamos a vivir basados en la fe porque, en definitiva, la verdad es una persona: Jesucristo. (Discurso del Papa a Los Jóvenes y Seminaristas - Nueva York -19 Abril 2008). Que nosotros los jóvenes debemos de apreciar la tradición, lo heredado, el esfuerzo de los otros que nos han antecedido, por lo tanto, debemos de ser agradecidos, a esa generación por su esfuerzo y a Dios por darnos este presente; un presente de libertad, como producto del esmero y luchas constantes de nuestros antepasados y guías constructores del hoy (los maestros, santos y modelos), por tal razón nuestro Papa (Benedicto XVI) dice: “Ésta es la razón por la que la auténtica libertad no es optar por "desentenderse de". Es decidir "comprometerse con"; nada menos que salir de sí mismos y ser incorporados en el "ser para los otros" de Cristo” (cf. Spe salvi, 28).
El “Compendio de la doctrina social de la Iglesia”, da un mensaje a los jóvenes políticos que solo piensan y actúan en función de los “económico” y nos dice: «reviste una importancia central desde el punto de vista social, porque se sitúa en el corazón de la red de vínculos técnicos, comerciales, financieros y culturales, que caracterizan la moderna realidad de la empresa» (n. 344)… los criterios no pueden ser exclusivamente de naturaleza financiera y comercial» (n. 344). No excursionar en la política solo para obtener réditos económicos preferenciales y ver la realidad desde ese criterio reducido, sesgado dónde no existe el concepto de persona, sino de objeto, utilidades, mercancía; mermando así el concepto de persona a quien se sirve, por la cual éstos han “votado”, han depositado su confianza.
Benedicto XVI pide que podamos prever porque el joven político dentro de su entusiasmo está tentado: “hay también algo siniestro que brota del hecho de que la libertad y la tolerancia están frecuentemente separadas de la verdad. Esto está fomentado por la idea, hoy muy difundida, de que no hay una verdad absoluta que guíe nuestras vidas” donde, “El relativismo, dando en la práctica valor a todo, indiscriminadamente, ha hecho que la ‘experiencia’ sea lo más importante de todo. En realidad, las experiencias, separadas de cualquier consideración sobre lo que es bueno o verdadero, pueden llevar, no a una auténtica libertad, sino a una confusión moral o intelectual, a un debilitamiento de los principios, a la pérdida de la autoestima, e incluso a la desesperación”. (Discurso a un Grupo de jóvenes empresarios italianos- contribución responsable del desarrollo de la sociedad – 26 mayo de 2007).
“Vuestro compromiso no sólo al servicio de los países que representáis y de sus intereses, sino también al servicio de la causa común de la paz y el entendimiento entre los pueblos.” Que los jóvenes que queremos obrar al servicio de los demás en la vida pública, tengamos como principio a la paz, que la “palabra” prime en ves de la violencia y desentendimiento. Nos dice también que: “La globalización no se puede detener, pero la política tiene la tarea urgente y la gran responsabilidad de regularla y limitarla para evitar que se realice a expensas de los países más pobres y, en los países ricos, de las personas pobres, y que vaya en detrimento de las futuras generaciones… Que “El aborto no puede ser un derecho humano; es exactamente lo opuesto. Es una "profunda herida social". Nos exhorta: “Hago un llamamiento a los líderes políticos para que no permitan que los hijos sean considerados una especie de enfermedad, y para que en vuestro ordenamiento jurídico no sea abolida, en la práctica, la calificación de injusticia atribuida al aborto. (Discurso: el Papa a Los Políticos y El Cuerpo Diplomático - Viena - 7 de septiembre 2009), nos pide que la globalización sea una oportunidad, que se globalice la fraternidad, no la miseria, ni la pobreza; que los países industrializados ayuden y no se aprovechen de los países en vías de desarrollo; es decir el Papa nos da principios para el buen actuar en la vida publica para los jóvenes.
Benedicto XVI exhorta a la Democracia Cristiana lo siguiente: “Vuestra actividad, que se inspira en tales principios, se hace hoy más difícil todavía por el clima de profundos cambios que viven nuestras comunidades. Por esto desearía alentaros aún más a proseguir en el esfuerzo de servir el bien común, actuando para que no se difundan ni se refuercen ideologías que pueden oscurecer o confundir las conciencias y transmitir una ilusoria visión de la verdad y del bien. Existe, por ejemplo, en el campo económico una tendencia que identifica el bien con el beneficio y de tal forma disuelve la fuerza del ethos desde el interior, acabando por amenazar el beneficio mismo”… “La coherencia de los cristianos es de hecho indispensable también en la vida política, para que la «sal» del compromiso apostólico no pierda su «sabor», y la «luz» de los ideales evangélicos no sea oscurecida en su acción cotidiana. (Discurso del Papa a representantes políticos internacionales de inspiración cristiana - 21 de septiembre de 2007 - Internacional Democrática de Centro y Demócrata Cristiana - IDC). Hoy el mundo ya no cree, ya no confía en los políticos, muchos han hablado, hablado, como un acto demagógico absurdo, sin sentido, en el cual ya no se confía; nos pide nuestra Santidad “coherencia” entre los que decimos, pensamos y hacemos; que nos olvidemos que somos la sal y la luz del mundo, que si perdemos nuestro sabor, el mensaje que portamos será “insípido” perderá consistencia; que no olvidemos que portamos la luz de la razón, la iluminación para llevarlos a la gran esperanza y única luz suprema que es Cristo.
Mientras escribía estas palabras o lo dicho hasta ahora, buscaba lo que Juan Pablo II había dicho en la ONU, un mensaje cargado de esperanza y de verdad en lo referido al hombre, que muchos políticos han olvidado y se han quedado retozados en su pesimismo y lugubridad: “No vivimos en un mundo irracional o sin sentido, sino que, por el contrario, hay una lógica moral que ilumina la existencia humana y hace posible el diálogo entre los hombres y entre los pueblos». (Cf. Discurso de Juan Pablo II a las Naciones Unidas, 5 de octubre de 1995).
“El camino que permite mantener y valorizar las diferencias, sin que éstas se conviertan en motivos de contraposición y obstáculos al progreso común, es el de una sincera y leal solidaridad. Vuestra actividad, de hecho, se cualifica en toda su nobleza en la medida en que se mueve por un auténtico espíritu de servicio a los ciudadanos”. (Discurso del Papa Juan Pablo II ante el parlamento de Italia- 2000). No hay que olvidar que a los políticos los “mueve” el servicio a los demás, no a servirse. Que la política, no es ese quehacer “ocioso”, “corrupto” que muchos peruanos creemos, desmembrando su autentica esencia y tarea, no es culpable el concepto de “política” sino es el sujeto que lo ha ejercido mal, «La comunidad política nace para buscar el bien común, en el que encuentra su justificación plena y su sentido y del que deriva su legitimidad primigenia y propia» («Gaudium et spes», 74).
Los políticos estamos y están para buscar la verdad, el servicio, no “inventar” o “crear” una “verdad” según mi conveniencia o al grupo en el cual “sirvo”, ya «Veritatis Splendor» alertaba ante « el riesgo de la alianza entre democracia y relativismo ético, que quita a la convivencia civil cualquier punto seguro de referencia moral, despojándola más radicalmente del reconocimiento de la verdad» (n. 101). Al mismo tiempo La
Encíclica, la «Centesimus annus», nos decía: «las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia» (n. 46).
Quiero culminar esta parte recurriendo a lo que dice la Doctrina Social en lo referido a la Vida pública: “La enseñanza social no sólo ayudará a los hombres y mujeres a descubrir la verdad, sino también animará a los cristianos a dar testimonio «con espíritu de servicio al Evangelio en el campo de la actividad social» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia - No. 525).
Que es necesario, que entendamos, especialmente los políticos y los iniciados en esta tarea que este servicio (representar al pueblo, laborar por él, ser su voz) comienza con una conversión interior de nuestros corazones y, a su vez, esta conversión conduce a la preocupación por el bienestar de los demás, que éste es el puntote partida de todo joven que desea excursionar en la política, que sea éste su punto de partida, es decir al Servicio en la política, El perseguir el bien común en espíritu de servicio esto nos debería de inspirar a los jóvenes políticos católicos que vamos a incursionar en la vida pública nacional. Por eso es necesario una adecuada atención a la dimensión moral de la vida política personal y a un esmerado y creciente testimonio cristiano por parte de los jóvenes políticos, para culminar, debemos de buscar los que dijo nuestro Papa Juan Pablo II, enfocarnos a construir: La «Civilización del Amor».
Muchas gracias.
Lic. Manuel Calle Reyes.
(discurso pronunciado en UCSS 2009 – auditorio Postgrado CC.SS)
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